Primera edición, 1997
Fondo de Cultura Económica
ISBN 968-16-5290-8
Impreso en México

 Fragmento de Palabras y sangre

El lector de estas páginas recorrerá los laberintos compartidos y enigmáticos de la intimidad humana. Los personajes son fantasmas desconocidos, figuras que solo aparecen en las páginas de un libro y, al mismo tiempo, delatan rostros que vemos todos los días en los espejos. Papini narra con una sencillez y claridad, cuya lectura no sólo entretiene sino también provoca.

 

Portada original: Teresa Guzmán Romero
Fotografía:Ángel Chiani Borrafatto

FONDO 2000 presenta una selección de cuentos —publicados originalmente bajo el titulo de Palabras y sangre— del gran escritor italiano Giovanni Papini, que él mismo llegó a definir como sus Memorias indirectas. Se trata de narraciones impregnadas de la vitalidad desbordante de sus años de juventud, cuentos irónicos y punzantes; relatos íntimos que llaman la atención de cualquier lector. 

Giovanni Papini nació en Florencia, en 1881, y murió en 1956. Sus letras marcaron toda una época y tuvieron honda influencia en la literatura italiana, así como le allegaron al autor el reconocimiento internacional. Polemista apasionado, Papini dejó en su autobiografía, Un hombre acabado, una melancolía en páginas que para muchos representa su obra maestra. Como ensayista se hizo célebre con sus libros El diablo, Don Quijote del engaño y Gog. Ya en la madurez, se convirtió al catolicismo y escribió las biografías de Miguel Ángel el Dante y la célebre Historia de Cristo. En palabras de Jorge Luis Borges, "Si alguien en este siglo es equiparable al egipcio Proteo, ese alguien es Giovanni Papini, que alguna vez firmara Gian Falco, historiador de la literatura y poeta, pragmatista y romántico, ateo y después teólogo".

El propio Borges dice que "hay estilos que no permiten al autor hablar en voz baja. Papini, en la polémica, solía ser sonoro y enfático". En estos cuentos apenas se escucha la voz del autor, son narraciones en murmullos. El lector de estas páginas recorrerá los laberintos compartidos y enigmáticos de la intimidad humana. Los personajes parecen fantasmas desconocidos; figuras que sólo aparecen en las páginas de un libro y, al mismo tiempo, delatan rostros que vemos todos los días en los espejos. Papini narra con una sencillez y claridad cuya lectura no sólo entretiene sino también provoca. Que un hombre sea preso de él mismo, que los hombres se puedan apropiar de los demás, que las almas sean una mercancía cotizada y que nuestros propios retratos sean caras cambiantes; nos provoca una reflexión personal más allá de los párrafos. Papini también provoca al escritor que todos deberíamos llevar dentro; parecería entonces fácil emular sus fábulas, continuar sus cuentos y seguir su ejemplo de letras, pero esta provocación es engañosa, pues pocos han logrado narraciones de tal perfección como la alcanzada por Papini en estos breves cuentos. Quizá la provocación más evidente de estas páginas sea la inevitable invitación a proseguir la lectura, pues como todos los grandes escritores, Papini es un autor que no sólo debe leerse, sino que se deja releer fácilmente y ése es el mejor homenaje que le podemos rendir.